El ballet es sacrificio, sudor y lágrimas…muchas lágrimas.
También es mi sueño, mi pasión. Toda mi vida.
O lo era, al menos.
Desde que una grave lesión de rodilla destrozase todo lo que amaba, me encuentro sin rumbo.
Comprar una pequeña academia de baile en un pueblo del sur de España no ha sido la mejor de mis ideas.
Pensé que era el mejor modo de mantenerme en contacto con mi pasión. Ahora veo que no es lo mismo.
Y aquí me encuentro; hasta arriba de deudas, viviendo en un pequeño pueblo y con una academia que ha visto tiempos mejores.
Y encontrándome cada día a la madre de una de mis alumnas, que, por alguna razón, consigue ponerme demasiado nerviosa.