Irene tiene una vida controlada y tranquila al lado de su padre. Estudia la carrera que le gusta, su mejor amiga y ella se quitan las penas mutuamente y pronto ocupará el puesto que le toca en la empresa familiar, pero entonces llega ella, Sheila, una joven que hará que su mundo perfecto comience a resquebrajarse cuando no solo le quita el puesto que ella considera que es suyo, si no que siempre está pegada a su padre y orbitando demasiado cerca de su espacio vital. Dicen que del amor al odio hay un paso, Irene experimentará lo mismo, solo que en sentido contrario.