Estela Pinto está feliz con su nuevo trabajo de camarera en la cafetería del Hospital Cristalmar, hasta que un cúmulo de sucesos sobre los que no tiene el control, la hacen llegar tarde demasiadas veces, llamando la atención de la jefa de personal, Isabel Villar.Cuando Isabel la llama a su despacho para pedirle explicaciones, no tiene claro si Estela le ha tomado el pelo con sus excusas o es que simplemente es la persona con más mala suerte que ha conocido nunca.Las dudas persiguen a la jefa del mismo modo que lo hace la curiosidad, a Estela lo que la persigue es la rabia de sentirse acusada y entre las dos se genera una tensión que podría dar corriente al edificio, hasta que sucede algo que permite que limen asperezas, donde Isabel corrobora que Estela no le miente y la camarera constata que la jefa no es tan retorcida como ella pensaba.